• LEGIONES FRENTE A FALANGES

    LA ÉPICA LUCHA POR LA SUPREMACÍA EN LA INFANTERÍA DEL MUNDO ANTIGUO

    COLE, MYKE ALIANZA EDITORIAL Ref. 9788491819264 Ver otros productos del mismo autor
    Desde los tiempos de la antigua Sumeria, la falange de infantería pesada dominó el campo de batalla. Armados con lanzas o picas, dispuestos hombro con hombro y los escudos trabados, los soldados de la falange presentaban una pared impenetrable de madera y metal al enemigo. Esto es, hasta que la legi...
    Dimensions: 225 x 155 x 28 cm Peso: 459 gr
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    22,50 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-9181-926-4
    • FechaEdicion : 01/03/2021
    • AñoEdicion : 2021
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autores : COLE, MYKE
    • Traductores : URRUTIA, BELÉN
    • NumeroPaginas : 312
    Desde los tiempos de la antigua Sumeria, la falange de infantería pesada dominó el campo de batalla. Armados con lanzas o picas, dispuestos hombro con hombro y los escudos trabados, los soldados de la falange presentaban una pared impenetrable de madera y metal al enemigo. Esto es, hasta que la legión romana hizo su aparición y desafió su hegemonía.
    Myke Cole examina las tácticas, armas y equipo, organización y formas de desplegarse de la legión y la falange durante la época en que se enfrentaron. A continuación, basándose en fuentes originales, narra con detenimiento seis batallas en las que lucharon legiones y falanges para mostrar cómo y por qué la legión romana, con su organización flexible, sus tácticas versátiles y su disciplina de hierro llegó a eclipsar a la hasta entonces invencible falange helenística.

    "Tu ejército es el mejor entrenado y equipado, y el más querido de los dioses. Sus guerreros son inamovibles como una montaña, indestructibles como la propia tierra. Están entrenados para moverse y luchar como un organismo. La falange no conoce la derrota.
    Frente a ti está un ejército de romanos. Bárbaros que ni siquiera hablan griego. Llevan burdos cascos de bronce, extraños armatostes por escudos. Van armados con jabalinas como si fueran hostigadores, y con cuchillos largos que estás más acostumbrado a ver en manos de carniceros y curtidores que de guerreros. Con esas cositas tendrán suerte si consiguen acercarse a tus hombres, y no digamos ya herirlos. Las puntas de hierro de las lanzas de tus soldados los ensartarán antes de que puedan aproximarse siquiera.
    Y en la primera batalla, quizá también en la segunda, así ocurre. Pero, mientras tú los miras, los romanos aprenden. Se adaptan. Batalla tras batalla, asimilan y aplican las lecciones de sus derrotas.
    Y pronto, aunque pierden, ya no resulta tan fácil.
    Y antes de que te quieras dar cuenta han dejado de perder."