Es una compañía reconfortante de la que nunca me desprendo: un maletínun poco ajado que perteneció a mi héroe preferido. Llegó a mis manospor casualidad, salvo que sea un regalo del destino, ya que el universo deSaint-Exupéry ha iluminado mi vida desde la infancia. Me regaló como compañerosa un prin...
Es una compañía reconfortante de la que nunca me desprendo: un maletín un poco ajado que perteneció a mi héroe preferido. Llegó a mis manos por casualidad, salvo que sea un regalo del destino, ya que el universo de Saint-Exupéry ha iluminado mi vida desde la infancia. Me regaló como compañeros a un principito y a un zorro y me permitió descubrir a François, el hermano querido de Antoine, quien le cerró los ojos cuando tenía solamente quince años, una edad en la que yo mismo hubiera podido pasar al otro lado02026; Me sumergí con fervor en las obras del piloto-escritor, lo mismo que hace hoy mi hijo François. Sus libros me ayudaron a entender lo que pueden ser el coraje, la amistad, la fraternidad, la aceptación del otro y la delicada relación con las mujeres. Mi abuela Gabrielle era una de las mejores amigas de Consuelo, la viuda de Saint-Ex, y mi abuelo Numa, un prestigioso aviador, había sido amigo de Antoine y de todos sus compañeros en la Aéropostale. He crecido con sus recuerdos, acumulados a lo largo de los años, y debido a mi simpatía y admiración por él, he coleccionado objetos raros y preciosos. De pequeño fingía ser su ahijado, pero de hecho Saint-Ex ha sido siempre mi padrino espiritual. He extraído estos preciosos objetos de mi maletín mágico y he rebuscado en mi memoria los recuerdos que atesoro. Acabo de compartir todo esto con vosotros.