Este libro ilustrado juega con la imagen de uno mismo reflejada en el espejo. La línea que separa las dos páginas sirve de frontera entre la ilusión y la realidad, y es un símbolo del mundo simétrico. El contraste entre lo real y lo imaginario conduce a un final inesperado.
Este libro ilustrado juega con la imagen de uno mismo reflejada en el espejo. La línea que separa las dos páginas sirve de frontera entre la ilusión y la realidad, y es un símbolo del mundo simétrico. El contraste entre lo real y lo imaginario conduce a un final inesperado.